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La pantalla electrónica: el chupete de la era digital

movil niños

España es el país con mayor penetración de smartphones con un 88% de usuarios únicos, superando en 22 puntos a la media mundial. Estos datos son aún más contundentes si hablamos de los jóvenes, que usan sus teléfonos móviles 6,8 horas al día.

Es más, año tras año se adelanta la edad a la que niños comienzan a tener un teléfono propio y, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la disposición de estos dispositivos se incrementa de manera significativa a partir de los 10 años. De hecho, tres de cada cuatro niños de 12 años poseen ya un Smartphone y el 50% de los de 11 años también disponen de uno.

Los padres han encontrado la forma de que sus hijos pasen las horas muertas en un estado semi-hipnótico, embelesados por los llamativos colores de las pantallas de los teléfonos, tabletas, ordenadores y televisiones, que ofrecen una capacidad de sedación parecida a la que conseguían los chupetes y sonajeros hace tan sólo una generación.

Pero, ¿qué consecuencias provoca el uso prolongado de estos dispositivos electrónicos a nivel ocular? ¿Hacemos bien dejándolos en las manos de nuestros jóvenes para que hagan el uso que estimen oportuno?

Las consecuencias del uso prolongado de las pantallas electrónicas son nefastas. Si dejamos de lado al peor enemigo de nuestra vista: el azúcar (ya que la diabetes es la causa principal de ceguera a nivel mundial), los dispositivos electrónicos y su uso irresponsable van a provocar que los niños de hoy se conviertan en adultos miopes en su mayoría. Lo lógico sería retrasar y minimizar al máximo el contacto de los más pequeños con estos aparatos.

Los estudios demuestran que estamos ante una pandemia global que radica principalmente en el mundo desarrollado y está causada por el exceso de fijación en las pantallas. No está demostrado, sin embargo, que la radiación lumínica provoque otros problemas mayores que la sequedad ocular y otras molestias, pero sí que nuestros pequeños se están transformando en adictos a estos aparatos con efectos todavía inciertos en su conducta.

A pesar de las advertencias médicas, un amplio espectro poblacional necesita usar a diario estos dispositivos por motivos laborales.

Estas son las recomendaciones para mantener una vista sana:

  •         La alimentación es fundamental. Tenemos la suerte de contar con los beneficios de la dieta mediterránea, una de las más ricas en nutrientes esenciales como el Omega 3, los carotenos, la vitamina A y un largo etcétera de antioxidantes que son muy provechosos para nuestra retina.
  •         Protección solar. El sol no es un gran aliado para la vista. Puede provocar problemas de sequedad ocular, irritaciones, e incluso una queratitis (inflamación de la córnea), por lo que se aconseja mantener los ojos alejados de su luz directa.
  •         Uso de lágrimas artificiales. Están muy indicadas para personas que pasan muchas horas delante del ordenador o cualquier otro dispositivo similar. Al tener la vista fijada en la pantalla parpadeamos mucho menos y esto provoca sequedad y otras molestias. Es bueno lubricar los ojos con estas gotas cada hora y parpadear al menos 15 veces al minuto.
  •         Descanso. Hay que apartar la vista de la pantalla al menos cinco minutos cada hora. La carga excesiva de luz puede desencadenar cefaleas.

¿Cómo puedo proteger los ojos de la radiación lumínica?

Está demostrada la eficacia de los filtros de luz azul ya que limitan la radiación lumínica de las pantallas. Estos filtros específicos también pueden incorporarse a las lentes de las gafas con grandes resultados. Se trata de prevenir las degeneraciones maculares de la retina que hasta ahora eran propias de personas de 70 años en adelante y cada vez son más frecuentes entre los jóvenes.

¿Cuándo acudir al oftalmólogo?

Como norma general, la gente se preocupa poco por su salud visual. Lo aconsejable es que todo el mundo acuda al oftalmólogo al menos una vez al año, y no cuando nota cualquier problema o molestia. A partir de los 40 años es fundamental realizarse controles de la tensión ocular y valoraciones de retina, especialmente los pacientes diabéticos.

En el caso de los niños, se recomienda que pasen su primera revisión a partir de los cuatro años si no ha presentado ningún síntoma previo.

Oftalmología

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