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¿Cuántos tipos de cáncer de piel existen?

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El cáncer de piel ha duplicado su incidencia en España en las últimas tres décadas. Por tipos se dan en nuestro país 4.000 casos anuales de melanomas y por encima de 74.000 de otras clases de cáncer de piel. Y la tendencia es que estas escalofriantes cifras aumenten año tras año si no se siguen unos hábitos de fotoprotección y de revisión apropiados. Pero, sabemos realmente ¿qué es un cáncer de piel y cuántos tipos existen?

Tipos de cáncer de piel

Dentro de los distintos cánceres de piel se pueden distinguir dos grandes subtipos: por un lado, el melanoma, que es el más conocido y peligroso por su gran mortalidad, y los carcinomas, que a su vez se dividen en carcinoma basocelular y escamocelular.

El carcinoma basocelular

El carcinoma basocelular es el tumor maligno más frecuente entre los seres humanos. Tiende al crecimiento local dentro del tejido donde se encuentra y su crecimiento es lento, pudiendo abarcar meses o incluso años. No posee la capacidad de producir metástasis en otros órganos. Se caracteriza por su forma de nódulo de cierto brillo perlado y en ocasiones presenta una especie de costra o úlcera en su superficie.

El principal factor de riesgo para su aparición es la quemadura producida por las exposiciones solares intensas y esporádicas (sobre todo en la infancia y la adolescencia), por lo que es muy frecuente encontrarlo en la cabeza y en el cuello.

Su diagnóstico es habitualmente clínico gracias a la exploración por parte del dermatólogo, aunque en casos más dudosos o en los que se plantee una reconstrucción quirúrgica completa, será necesario confirmarlo con una biopsia.

Su tratamiento será en la mayoría de las ocasiones quirúrgico, salvo en aquellos casos superficiales en los que se puedan emplear otras técnicas terapéuticas como la crioterapia con nitrógeno líquido, fármacos en forma de crema como el imiquimod, o terapias fotodinámicas.

El carcinoma escamocelular

Es el segundo tumor cutáneo maligno en cuanto a su frecuencia y habitualmente afecta a personas de edad avanzada y también a las inmunodeprimidas como los pacientes que han recibido recientemente un trasplante.

El principal factor de riesgo para su aparición es la exposición solar crónica, a diferencia del carcinoma basocelular.

En muchas ocasiones se pueden encontrar lesiones precursoras conocidas como queratosis actínicas, que son un motivo de consulta muy frecuente en dermatología. Son lesiones rasposas y con apariencia de escama que suelen aparecer en la cabeza y el cuero cabelludo, cuello y manos.

Cuando aparece este tipo de carcinoma lo hace con forma de nódulo o tumor que se ulcera, que puede formar costra y que sangra a menudo. Esos síntomas nos hacen sospechar de que efectivamente la persona está padeciendo un carcinoma escamocelular más invasor.

El tratamiento también suele ser quirúrgico, salvo en algunos casos superficiales en los también se podría acudir a la crioterapia con nitrógeno líquido, imiquimod en crema o bien mediante terapia fotodinámica.

El melanoma

El melanoma es el tumor más peligroso y deriva de una célula de la piel que se llama melanocito. Hay que tener especial cuidado con este tipo de lesiones ya que son responsables del mayor número de muertes por cáncer de piel. Posee capacidad de producir metástasis en otros órganos, y de ahí que sea tan importante el diagnóstico precoz para evitar ese gran problema.

El factor de riesgo fundamental son las quemaduras solares en las etapas iniciales de la infancia, ese es el motivo por el que hay que extremar las precauciones para evitar este tipo de quemaduras en niños.

Además, son factores de riesgo los antecedentes familiares de cáncer de piel (en especial de melanomas) y la exposición solar intensa e intermitente.

Clínicamente el melanoma va a aparecer como un lunar irregular, una lesión pigmentada atípica que los dermatólogos catalogan usando la norma del ABCDE:

  • A – Asimetría en alguno de sus ejes.
  • B – Bordes irregulares.
  • C – Color heterogéneo, variado.
  • D – Diámetro mayor a 6 mm.
  • E – Evolución o cambios en el lunar que puede ir acompañado de sangrado.

El diagnóstico normalmente suele sacarse de la biopsia de la lesión pigmentada. Hay que atender especialmente al índice de Breslow, que es la profundidad a la que se encuentran esas células en la piel. A mayor profundidad peor pronóstico tendrá el paciente. Últimamente también se le da importancia dentro de los parámetros de la biopsia al número de mitosis de las células por milímetro cuadrado, y la presencia de ulceración en la piel.

El tratamiento del melanoma es fundamentalmente quirúrgico y deberá respetar unos márgenes adecuados que están protocolizados en función de la profundidad del tumor en sí. Es muy importante la exploración de las cadenas ganglionares e incluso la realización de la biopsia selectiva del ganglio que puede drenar el melanoma. En caso de que esta prueba diese positivo habría que quitar todos los ganglios de la zona del drenaje del tumor.

Cada vez se utilizan tratamientos más novedoso para acabar con el melanoma avanzado, principalmente, la inmunoterapia.

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