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Vuelta al cole, recomendaciones esenciales para una incorporación sin sobresaltos

Con la llegada de septiembre volvemos a la normalidad, se acabó el verano, volvemos al trabajo. Nada que no hayamos hecho en multitud de ocasiones, pero que no por ello deja de afectarnos.

Incluso en los últimos años se ha acuñado un término que define el conjunto de sensaciones o incluso síntomas que padecemos al enfrentarnos a la cruda realidad: síndrome o estrés posvacacional.

Con la llegada de septiembre volvemos a la normalidad, se acabó el verano, volvemos al trabajo. Nada que no hayamos hecho en multitud de ocasiones, pero que no por ello deja de afectarnos. Incluso en los últimos años se ha acuñado un término que define el conjunto de sensaciones o incluso síntomas que padecemos al enfrentarnos a la cruda realidad: síndrome o estrés posvacacional.

Pérdida de sueño, ansiedad, cansancio son algunos de los síntomas, que en algunos casos pueden incluso confundirse con una afección vírica, según los expertos. En el caso de la vuelta al cole para los menores, el grado de afectación dependerá de cómo hayamos preparado psicológicamente a los más pequeños. Refuerzos positivos relacionados con la incorporación a las clases: la vuelta a ver a los amigos, actividades lúdicas, nuevo uniforme, nuevo material escolar, libros…

Pero al margen del estado de ánimo, también hay que prestarle especial atención a otros detalles que pueden afectar a los menores. Las rutinas diarias traen consigo dolores de espalda y problemas con la visión, sin olvidar los temidos piojos.

Uno de los que más afecta es el excesivo peso de los libros y materiales en las mochilas. Entre las recomendaciones para prevenir futuras lesiones hay que tener en cuenta que el peso de la mochila no supere el 15 por ciento del peso del niño para no provocar una sobrecarga muscular. Mochilas con ruedas o con dos asas a la misma altura también ayudan a evitar males futuros.

Otro de los detalles a tener en cuenta en la vuelta al cole es la revisión de la vista de los menores, sobre todo los que tienen antecedentes familiares o muestra actitudes de dificultad en la visión. En estos casos especialmente hay que llevar a los pequeños al oftalmólogo.

Y no podemos dejar de lado uno de las mayores preocupaciones de las familias no solo al inicio del curso, sino durante todo el año, cómo son los piojos, que sin motivo aparente en los últimos años han experimentado un notable aumento.

A los clásicos tratamientos que podemos encontrar en la farmacia para prevenir o acabar con las liendres o los piojos se suman, en los últimos años, los centros especializados para eliminarlos.

Aunque molestos, tener piojos en la cabeza solo provoca una picazón intensa, pero no conlleva a problemas de salud graves. Tampoco propagan ninguna enfermedad.

Y un detalle más a tener en cuenta, el hecho de tener piojos en la cabeza no significa que la persona no tenga unas buenas normas higiénicas, ni que pertenezca a ninguna clase social determinada.

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